jueves, enero 05, 2012

Laberinto

Entrá a mi laberinto de sangre y hueso.
En el centro se oculta, bruto y bufante, el hijo de un tótem demolido.
Lo alimento diariamente con pequeños sacrificios de carne simbólica, y trato de no acercarme demasiado.
Trato.
Porque le tengo más miedo que a la muerte.
Entrá a mi laberinto de hueso y sangre.
Porque si no sos vos, con tu pelo de gloria y en tus manos un puñado de semillas, nadie más podría encontrarme.
Ahí, en el centro.

4 comentarios:

  1. como cuando chiquitos.. nos encondemos ansiando ser encontrados.. valorando al que sabe buscar.
    hermosa metáfora.
    Pocas personas pueden adjetivar como demolido al tótem.. con suerte nos caemos..

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    1. Muchas gracias, Gabriela, y felicitaciones. Encontraste el centro dentro del centro.

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    2. Lauro: no me llego la notificacion de tu respuesta. Cómo estoy registrada aqui? No entiendo bien de estas cosas.. Quisiera recibir las respuestas (a este asunto, al resto agua y ajo).
      A propósito.. no comprendí tus felicitaciones.. es ironia??

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    3. Gabriela, podés seguir la actividad de mi blog haciendo clic en "Participar en este sitio", pero creo que no hay forma de recibir notificaciones cuando alguien responde alguno de tus comentarios.
      Con respecto a mis felicitaciones, de ninguna manera fui irónico sino completamente honesto. El día que escribí esta suerte de invitación laberíntica, me di cuenta de que tiene tres niveles de lectura (por lo general, entiendo lo que escribo después de un tiempo), y vos los encontraste.

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